Capítulo ciento setenta y dos

Capítulo Ciento Setenta y Dos

La habitación estaba en silencio, el tipo de silencio que hacía que cada respiración sonara demasiado fuerte.

Nita estaba sentada en el banco duro, con las manos apoyadas en su regazo. El frío del metal parecía atravesar su delgada bata de prisión. La celda olía a lej...

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