Capítulo ciento setenta y cinco

Capítulo Ciento Setenta y Cinco

—Señorita Tia, tiene que darse prisa, le quedan menos de dos horas —dijo la enfermera, volviendo apresurada al pequeño área de espera. Su rostro mostraba el tipo de miedo que solo aparece cuando una vida se está escapando.

El corazón de Tia latía tan rápido que apen...

Inicia sesión y continúa leyendo