Capítulo ciento ochenta y cuatro

Capítulo Ciento Ochenta y Cuatro

Tia se sentó en silencio en el avión, con los ojos cerrados y sus manos descansando sobre la pequeña manta de Andy. El sonido de los motores llenaba el aire, pero su mente estaba en otro lugar — de vuelta en Nueva York, en el aeropuerto.

Todavía podía escuchar la v...

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