Capítulo doscientos uno

Capítulo Doscientos Uno

La mañana llegó en silencio.

Tia parpadeó al abrir los ojos y lo primero que vio fue el brazo de Adam envuelto alrededor de ella.

Su pecho estaba presionado contra su espalda, su aliento cálido contra su cuello. Por un momento, se quedó inmóvil, sin saber qué hacer.

Él t...

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