Capítulo doscientos once

Capítulo Doscientos Once

—Entonces, ¿lo hicieron? —preguntó Tia casualmente, removiendo la leche en la olla. Su tono era suave pero lo suficientemente afilado como para que Adam la mirara.

—¿En serio vamos a hablar de eso ahora? —levantó una ceja.

—Sí —dijo ella, sin volverse—. Le propusiste matr...

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