Capítulo treinta y cuatro

La suave luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas mientras Tia se despertaba lentamente. Se estiró, parpadeando al ver el espacio vacío a su lado. El señor Black no estaba por ningún lado.

Miró rápidamente el reloj. La universidad. El pensamiento la hizo saltar de la cama. Apenas tenía...

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