Capítulo treinta y cinco

La voz del profesor llenaba el aula, resonando en las paredes mientras explicaba el tema del día. Tia estaba sentada en su escritorio, su pluma moviéndose rápidamente por su cuaderno.

Estaba concentrada, con el ceño fruncido en concentración, decidida a no dejar que ninguna distracción la desviara....

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