COMPLETO CAOS
ELLE
¡Huye hija! ¡Huye! Esas palabras, son las ultimas que le escuche decir a mi madre, antes de verla por última vez. Cada noche, recostada en la mullida cama de un cuartucho barato de algún hotel de paso, me preguntaba ¿que paso con mi madre?, que le hizo mi… ese hombre, sin embargo, no tengo ninguna respuesta.
Cada dos o tres meses, estuve cambiando de trabajo, de ciudad y hasta de nombre. Mi madre se encargó de todo eso. Tengo identificaciones falsas para el resto de mi vida, también tengo bastante dinero para permitirme un buen lugar, pero sé que ahí es donde él me buscará primero.
Por eso tengo que mantener un perfil bajo, esconderme donde a él, jamás se le ocurriría buscar, trabajar en lugares donde ni yo misma puedo creer que lo haga, en esto se ha convertido mi vida desde que mi madre me confesó una dolorosa verdad, que honestamente, prefiero no seguir recordando.
Gracias a esa maldita mentira, mi vida ahora es un completo caos, no puedo vivir libremente, no puedo salir a ningún lugar sin sentirme observada, mucho menos puedo darme el lujo de hacer amigos.
Es por ello por lo que trabajo por la noche y duermo la mayor parte del día, es mejor de esa manera. Solo así puedo garantizar mi libertad y de alguna manera, olvidar mi jodida existencia.
Los amigos en quienes confiaba me dieron la espalda rápidamente, priorizando su propia seguridad sobre la mía al enfrentar una amenaza tan grande. ¿Y quién no lo haría? Por supuesto, yo habría hecho lo mismo.
Estoy cansada de esconderme, de huir, quisiera enfrentarlo y decirle todo lo que pienso hacer a partir de ahora, pero es una completa estupidez, y seguro antes de siquiera poder decir una sola palabra, perdería la vida.
Mi madre fue muy clara: si me encuentra, estoy perdida. Por más que quiera actuar, sé que no llegaré lejos. Lo mejor es seguir oculta y no arriesgarme.
Actualmente, lo único positivo en mi vida es Jade, quien se ha convertido en una autentica amiga y por quien decidí asentarme. Ella desconoce mi verdadera identidad y la razón por la que me oculto del hombre que debería protegerme; no puedo confesarle nada sin ponerla en peligro.
—¡Micah, Micah! —ni siquiera sé cuánto tiempo llevaba sumida en mis pensamientos.
—Lo siento Jade, ¿qué decías? —una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro.
—No me digas que te encuentras pensando en el hombre que…
—¿De qué hablas? Por supuesto que no, es un pobre imbécil arrogante. ¿Acaso no recuerdas como me habló? ¡Maldito idiota!
—En eso tienes razón, pero no puedes negar que es todo un bombón.
—No tienes remedio Jade —negué con la cabeza.
Si supiera que no tengo cabeza para pensar en nadie, más que en el hombre que me quiere matar, seguro me entendería, aunque sea un poco.
—Bueno, será mejor que nos vayamos, antes de que Nick llegue o tendremos problemas.
—Si, será mejor hacerlo. Recuerda que le debemos un favor, por la noche libre que nos dio ayer.
—Debimos haber ido a celebrar en otro lugar Jade, así no nos hubiéramos topado con personas tan nefastas.
—Lo siento Micah, ya te lo repetí un millón de veces anoche. Además, ni siquiera me dejaste buscar al tipo por internet, al menos así sabríamos quien es.
—No me interesa en lo absoluto, además, ¿para qué quieres saber? A caso no recuerdas como me habló, parecía como si le estuviéramos robando el aire que respira.
—Bueno, en eso tienes razón. Hablando de tecnología, ¿Cuándo cambiaras ese cacharro? Necesitas modernizarte, esto solo sirve para llamar, no puedo mandarte emoticones o algo parecido.
—Jade, ya te lo dije. Este cacharro me sirve para lo que lo necesito, solo hacer o recibir llamadas y ya. De todas formas, no tengo a nadie con quien mensajearme.
—¿Yo no cuento?
—Te veo todos los días, vivimos en este lugar, como para que mensajearnos, si te lo puedo decir a la cara.
—Tienes razón, espero algún día cambies de idea —negué con la cabeza y la apresuré para salir.
Sinceramente solo quería olvidar lo que sucedió anoche con ese tipo. Ni siquiera sabía cuál era su maldito problema. Bueno, a quien le importa, por su puesto no a mí. Mientras ignore a ese tipo de personas, será mejor y podré ahorrarme demasiados problemas.
Si no fuera por Jade, ni siquiera lo habría recordado. Es más, ni siquiera sé por qué ahora mismo sigo pensando en ese idiota. Espero no volver a verlo nunca más. ¡Vaya sorpresa que me tenía preparada la vida!
La noche transcurrió sin ninguna anomalía, excepto por los clientes molestos que se quieren aprovechar de Jade o de mí. Por suerte, siempre consigo darles la vuelta, y nos dejan en paz por el resto de la noche. La mañana siguiente, Jade me despertó con un grito.
—Micah, Micah, abre los ojos, necesitas ver esto. Es él, es él.
Muy a mi pesar me desperté y entonces, lo vi. Al estúpido hombre, que se creía el dueño de la ciudad, a punto de ir al altar. Solté una risotada y volví a la cama.
—¿De qué te ríes? —preguntó un tanto molesta.
—Por la mujer que piensa unir su vida a ese imbécil, pobre de ella, la compadezco.
Jade se quedó mirando el televisor, mientras yo volvía a dormir. Sinceramente, no me importa nada ni nadie que tenga que ver con ese hombre. Al final, nuestros caminos seguirán un rumbo distinto. O eso era lo que yo pensaba.




































