Capítulo 30 Definitivamente no soy el padre

Michael ni siquiera le dio una segunda mirada.

—Elizabeth, me das asco. Mantente alejada de mí. Ni se te ocurra meterte conmigo, o te destruiré.

Elizabeth dejó de suplicar. Sabía que Michael estaba más que enfadado. Nada de lo que dijera llegaría a él.

Ella simplemente miró por la ventana.

Hospi...

Inicia sesión y continúa leyendo