Capítulo 31: Paige

No dormí. Ni siquiera un segundo.

La manta enredada alrededor de mis piernas no era ningún consuelo, la cama demasiado blanda, demasiado extraña, y el aire en la habitación demasiado cargado de tensión.

Jaxon seguía en la silla, con la cabeza inclinada hacia atrás, los brazos cruzados sobre el pec...

Inicia sesión y continúa leyendo