Capítulo 2

POV de Daisy

¿Dónde diablos está ese idiota? No es que me importe, pero no puedo entregar mi boleto al Sr. Fiddles sin mi compañero.

Suelto una risita, Fiddles, ¿qué clase de nombre es ese?

No me sorprende realmente que Hunter haya llegado tarde, de hecho, desearía que se quedara atrás, pero eso no es posible por tres razones.

  1. Su papá es uno de los socios de la escuela.

  2. Su familia es dueña de este aeropuerto.

  3. Tanto los estudiantes como los profesores de la escuela Gale lo adoran a él y a su grupo de amigos porque todos son ricos como el demonio.

No es que todos los demás estudiantes sean pobres ni nada, después de todo, la escuela Gale es para los prestigiosos; todos somos herederos o herederas de algo. Algunos son simplemente superiores a otros. Miro alrededor de la sección privada del aeropuerto donde estábamos esperando.

Como si mis pensamientos los hubieran invocado, aparecen tres autos deportivos y se estacionan en el espacio reservado especialmente para ellos. Supongo que se sienten demasiado buenos comparados con los otros estudiantes como para considerar viajar en el autobús como recomendó la escuela. Los amigos de Hunter salen y comienzan a acercarse a la entrada del aeropuerto mientras lanzan saludos y bromas a sus compañeros.

Como en una película romántica en la que los héroes salen del auto en cámara lenta y luego proceden a mover el cabello y reír, Hunter y Dean salen del último auto y, así como así, tienen la atención de todos. Escucho a algunas chicas riéndose a mi lado y siento ganas de darles una bofetada para que entren en razón. ¿Están ciegas? ¡Hunter es un maldito imbécil!

Vale, no voy a mentir, aunque Dean es muy guapo; la atracción de Hunter supera a la de Dean por mucho. Con su mandíbula cincelada, su cabello rubio y ojos avellana y su cuerpo tonificado pero no excesivamente musculoso, es el sueño de cualquier chica.

Pero lo que me molesta de él es que es el playboy más arrogante que he visto. Sabe que es atractivo y no tiene miedo de usarlo contra las chicas. Para mí, eso mata toda su buena apariencia.

Dean, por otro lado, es el chico del que he estado enamorada desde el penúltimo año. Sé que también juega con las chicas, pero es el tipo más relajado que he visto. Me sacan de mis pensamientos cuando me concentro en las figuras que se acercan de Hunter y Dean.

Cuando pasan junto a mí, Dean me ofrece un —Hola, Daisy— y me pongo roja como un tomate. Afortunadamente, él no lo nota, pero Hunter; ese idiota, sonríe como si supiera un secreto que yo no mientras él y Dean siguen caminando.

—Vaya, mira eso. Eres tan linda. ¿Dean te saludó otra vez? Tienes que mantener la calma, en serio necesitas lecciones del maestro que, por si te lo preguntas, soy yo— dice Chloe mientras ella y Bloom, que son mis mejores amigas, se acercan a mí.

Me sonrojo aún más y murmuro un débil —cállate—, lo que provoca que se rían más fuerte.

—Demonios, está lo suficientemente bueno como para comérselo— dice Chloe de repente, refiriéndose a Hunter, que nos da la espalda mientras habla con su grupo de amigos, lo que me hace mirarla con reproche.

Como si sintiera que estábamos hablando de él, se gira y le guiña un ojo a Chloe, quien se pone roja como un tomate. Suelto una risita, maestro, mis narices.

Ya que Hunter, alias el idiota, finalmente decidió aparecer, ahora puedo entregar mi boleto. Me acerco a su grupo y le doy un golpecito en el hombro. Todas las miradas del grupo se vuelven hacia mí; miradas pertenecientes a Hunter, Dean, Mark, Daniel, Blake y Tyler. Sus amigos son bastante geniales, a diferencia de él. Todos murmuran cosas como

—Hola, Daisy—,

—¿Qué tal?—,

—¿Cómo estás?—,

—Te ves bien, nena—, el último comentario viniendo de Blake, que coquetea con cualquier cosa que lleve falda. Respondo a sus saludos mientras Hunter se excusa de la conversación.

Me mira con el ceño fruncido tan pronto como estamos lejos de sus amigos.

—¿Y ahora qué? ¿Tu aquelarre de brujas te pidió que vinieras a arrancarme el corazón para la cena?— pregunta Hunter y yo le devuelvo la mirada con el ceño fruncido.

—Se suponía que debíamos entregar nuestros boletos juntos antes como compañeros y si cierto mocoso molesto no hubiera llegado tarde, ya estaría felizmente acomodada en el avión. Me pregunto qué estaba pensando el Sr. Fiddles al emparejarme contigo— le grito.

—Qué mala suerte, estás atrapada conmigo y no es como si yo quisiera estar emparejado contigo tampoco. Habría preferido a alguien un poco más...— recorre mi cuerpo con la mirada y tuerce la boca en una mueca de desprecio —...atractiva— completa.

Frunzo el ceño aún más y marcho enojada hacia donde el Sr. Fiddles estaba recogiendo y reorganizando los boletos, deseando poder estrangular su arrogancia. Al menos, tuvo la decencia de seguirme. Después de que nuestros nombres fueron registrados, nos pidieron que procediéramos al avión.

Me asignaron el asiento entre Dean y Hunter, lo que me puso particularmente contenta, aunque sabía que la presencia de Hunter disminuiría un poco mi emoción, pero no dejaría que eso me afectara porque Dean estaría allí. Tal vez esta vez tendría el valor suficiente para mantener una conversación normal con él.

De camino de regreso a mis amigas, veo a Hunter metiéndole la lengua en la garganta a una chica en una esquina. Sacudo la cabeza con disgusto y probablemente lástima por la chica cuyo nombre estoy segura de que él no recordará mañana. Alguien entonces me da un golpecito en el hombro y salto del susto.

—Tranquila, Daisy, solo soy yo— Una risa profunda escapa de la persona que casi me mata del susto y casi me derrito en un charco de baba porque reconocería esa voz en cualquier parte.

Es Dean.

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