Capítulo 5 Matrimonio

Por Julieta

Mauro comenzó primer grado, y en esta nueva etapa, también tiene distintas actividades. estoy emocionada por ver a mi hijo tan grande.

Espero que Gaby pueda acompañarme en el proceso.

Le mandé mensajes para que nos acompañe, para que también disfrute de esta etapa.

Realmente no sé qué sucedió con nosotros.

Éramos un matrimonio consolidado, firme y nos queríamos mucho.

Al menos eso pensaba.

Aunque eran muchas las veces que me daba la sensación de que él no se sentía completo conmigo.

Se quejaba continuamente de cosas que no tenían demasiado sentido, tonterías como yo doblaba las medias, como acomodaba los vasos, como hacía la cama.

También se quejaba si trabajaba mucho, o si Mauro quería algo y se lo compraba, no era tacaño, eso no, pero decía que lo malcriaba demasiado, que no era firme en algunas cuestiones.

Cuando tardaba en juntar los juguetes, decía que era mi culpa porque no sabía imponerme.

Pero nada era realmente problemático.

Yo trabajo mucho, es verdad, pero no descuido a mi hijo y creí que tampoco descuidaba mi matrimonio.

Dormía poco para poder ordenar mi departamento, dejaba la comida lista, sólo faltaba calentarla o ponerla en el horno, si Gabriel llegaba primero solamente tenía que encender el horno y colocar la fuente dentro, decía que eso era cocinar y que él odiaba hacerlo.

Me exigía demasiado.

Él no daba tanto como exigía.

Pasábamos los domingos enteros en la casa de su madre, donde yo le cocinaba y le dejaba comida preparada, al menos para algunos días.

Mi suegra no me quería demasiado, nunca supe por qué, Gaby decía que yo era celosa, que como él era único hijo, y su madre necesitaba de él.

También me decía que ella nunca quiso a ninguna de sus novias anteriores.

Yo era su esposa, no su novia.

No competía con ella, pero era mi marido y me cansaba tener que pasar todos los domingos cocinando para que ella en la semana no hiciera nada.

No le pedía que deje de verla, pero a veces podríamos haber hecho algo distinto.

Mi suegra era una mujer intelectual, licenciada de filosofía, leía mucho y consideraba superior.

Me despreció muchas veces por no haber ido a la facultad y hacer cursos de cosmetología.

Cuando me asocié con Sara, decía que el negocio lo iba a sacar adelante solamente mi socia y que yo estaba para ayudarla.

Cuando nació mi hijo decía que lo criaba muy dependiente de mí, que lo dejara ser un hombre y en ese momento Mauro tenía 2 años.

Lo ilógico era que su propio hijo se desvivía por ella y descuidaba su matrimonio a causa de ello.

El que necesitaba ser más hombre y mejor padre, Gaby.

Si se enteraba que salíamos a cenar afuera entre semana, mi marido terminaba yendo a buscarla para que venga con nosotros.

Se metía mucho más de lo que parecía.

Al final, era mucho más independiente yo de mi familia, que tenía 12 años menos que mi marido que él, de su madre.

Entiendo que era viuda y que necesitaba de su hijo, pero juro que algún domingo, quería ir a pasear en pareja con nuestro hijo, sin nadie más.

Eso sucedía cuando tuve a Mauro, antes de tenerlo, era igual, solamente que, en lugar de atender a mi hijo, mientras mi marido arreglaba alguna cosa en la casa de su madre, yo llevaba alguna novela o algo para leer y por supuesto, siempre criticaban, tanto mi marido como su madre, el tipo de lectura que leía.

También hablaba continuamente de las exnovias de mi marido.

Fueron muchas las veces que discutimos a causa de ella.

-No puedo decir que deje de hablar de lo que desee.

-Solo pido un poco de respeto hacía mí.

-Es su casa, puede hablar de lo que quiera.

Siempre era igual.

Parecía disfrutar que de mi incomodidad.

Recuerdo que Noche Buena y Navidad la teníamos que pasar con ella, también Fin de año.

Con mi familia solo quedaba el 1° de enero al medio día y era almorzar y estar rápido en nuestro departamento.

Como yo no me llevaba muy bien con mis padres, no me hacía problema por eso.

Mi vida se fue amoldando a Gaby.

Cuando nació Mauro cambió un poco, parecía entusiasmado, aunque a veces no le tenía paciencia.

Quería que la criatura se duerma o se despierte cuando él decía.

Sin embargo, debo admitir que al principio jugaba mucho con su hijo… mientras no hubiera un partido de fútbol o una película que quisiera ver.

De todos modos, siempre quise pensar que nos llevábamos bastante bien.

Aunque recuerdo un día, antes de que naciera Mauro, que en la intimidad me dijo cosas que nunca me había dicho…

-Amo tus botoncitos,

Se refirió a mis pezones y cuando le pregunté, me confesó que eso le decía a su exnovia.

¿Estaba pensando en ella cuando estaba conmigo?

Claro que me puse celosa.

La conocí por fotos, tenía muy poco busto, casi nada, su cola era muy linda cola, su cintura era pequeña, era morena, de cabello largo, normal, no descollaba por su belleza, tenía dos años menos que él.

Por supuesto, esas fotos me las mostró mi suegra.

Terminé discutiendo con él, fácil, si la recuerda o la añora, que se vaya con ella.

No soy la segunda de nadie.

Me negó pensar en ella y me juró que me amaba.

Nunca más, que haya sabido o me haya dado cuenta, se confundió.

En ese momento hasta pensé que se habían encontrado y tuvieron algo en esos días, él también lo negó cuando se lo pregunté.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo