Capítulo 6 Miradas de fuego

Por Julieta

Cuando nació Mauro, lo llevaba al salón de belleza, Gaby tampoco estaba de acuerdo, pretendía que yo me quede en casa, pero era mi trabajo, no iba a dejar de trabajar, por más que él me pudiera mantener.

Sí, lo podía hacer, pero íbamos a tener que ajustarnos económicamente, porque él le pasaba dinero a su madre todo el tiempo.

A mí me iba bien con el salón de belleza, mi socia era la mejor persona que había conocido, nos llevábamos muy bien.

Era un salón de belleza con un staff increíble.

Cuando le compré su parte a Sara, no era tan completo el salón, seguí creciendo aun estando sola.

Saqué un crédito bancario para comprarle su parte a Sara.

Gaby no estaba de acuerdo y su madre me dijo que era una inconsciente, que su hijo no podía pagar mis gastos.

No podía pagar mis gastos, si es que me llegaba a ir mal, pero a ella le daba más dinero de lo que necesitaba.

No se lo dije, iba a ser una pelea terrible.

Nunca le pedía dinero a mi marido.

Me concentré un poco más en mi trabajo.

Cuando estábamos con mi socia, a veces venía Celeste, la sobrina de Sara, para darnos una mano, era un año más chica que Sergio, el hijo de Sara.

Sergio, que era adolescente, siempre pasaba por el salón, por si necesitábamos algo, retiraba productos que comprábamos en los mayoristas y nos lo alcanzaba, nos daba una mano en ese tipo de cosas.

Los recuerdos me invaden, y el hijo de mi exsocia, con sus ojos ardientes de un deseo que no podía ocultar, era el protagonista de mis pensamientos.

Inconscientemente estoy comparando a Gaby y a Sergio y lo que ambos sentían por mí.

El hijo de Sara era un divino y respetaba a su madre, eran unidos, así y todo, eran más independientes que Gaby con su madre.

Sergio siempre fue muy atento conmigo, Sara me decía que yo era su amor platónico.

Yo me reía, era más chico que yo, creo que le llevo tres años, sí, fui a la fiesta de sus 18.

En realidad, aunque lo pasara por alto, siempre sentía en mí las miradas de fuego puro de los ojos de Sergio.

Pensaba todo eso mientras miraba mi celular, de Gaby, ni noticias.

Estaba esperando que llamen a los niños de primer grado, era el primer día en que se habían trasladado a un club, para hacer educación física, este ritual lo harían dos veces por semana, una vez para hacer gimnasia y juegos y otra vez practicarían natación.

Cada tanto miraba a mi alrededor por su venía a Gaby, no creo que lo hiciera, ya era bastante tarde.

No puedo creer cómo cambió mi marido.

Su madre falleció y él no volvió a casa.

Yo le había propuesto, cuando estaba enferma, ponerle una enfermera, pero él decidió cuidarla de noche y al final ya no volvió a casa en ningún momento

Cuando falleció su madre, Gaby me dijo que estaba mal y que prefería quedarse un tiempo en la casa de ella.

Pensé que era cuestión de días.

Lo cierto, es que cada vez venía menos por casa y cuando lo hacía, saludaba a Mauro, tomaba un mate o un café y se llevaba ropa, ya casi no había nada de él en nuestro placard.

Fue paulatino, o quizás no tanto…

Muchas veces me pregunté quién le cocinaba, porque todavía estaba viva su madre cuando me dijo que no era necesario que fuera los domingos a cocinar.

Comenzó a poner excusas para no pasar por casa y que yo no pase por la casa de su madre.

Una excusa era que Mauro era chiquito y no quería que vea a su madre tan mal.

El tema es que él casi no veía a su hijo.

Ahora mismo hacía tres semanas que no lo veía.

Mauro casi no preguntaba por su padre.

En cuanto al dinero, me dijo que le salió mucho dinero el velorio y el entierro de su madre y que, por un tiempo, me iba a dejar poco dinero para los gastos de la casa, me preguntó si yo podía cubrir con el salón de belleza, el resto, se ve que ya no parecía mala idea que yo trabajase.

La última semana no me contestó ni un solo mensaje.

Le hablaba, sobre todo, porque nuestro pequeño comenzaba primer grado y quería que, ese día, nos recordase a los dos, no solo a mí.

Posiblemente, Gaby, se quiera separar, no entiendo, por más que lo piense, que sucedió con nosotros.

Aunque muchas veces pensé que él seguía amando a su exnovia, pero conmigo estuvo muchos años…

Recuerdo cuando nos conocimos, en esos días no dejaba de halagarme, de decirme lo hermosa que soy, luego se fue enfriando la relación, aunque yo lo tomé como algo normal, no iba a pretender que luego de 6 o 7 años de estar juntos y teniendo un hijo, se comporte como un novio.

En realidad, nunca fue demasiado cariñoso, sí, me halagaba y hacíamos el amor bastante seguido, pero eso fue solamente al principio.

Hacía casi 10 años que nos conocíamos y nos casamos a los pocos meses de conocernos.

Muchas veces pensé que había sido un error, sobre todo lo pensaba los domingos y cuando permitía que su madre me hablase de sus maravillosas ex novias.

Sentía que era él quién no me daba mi lugar.

Otra cuestión que me hacía dudar que nuestro matrimonio tuviera un futuro, es que hacía 7 u 8 meses que no teníamos relaciones sexuales.

Me dolía, claro, porque pensaba que él tenía esas relaciones por ahí.

Se lo pregunté un par de veces y se ofendía diciéndome que no confiaba en él, que no le creía, que no comprendía que estaba mal, por su madre.

Estoy angustiada, sobre todo por mi hijo, porque, aunque Gaby se quisiera separar de mí, de su hijo no podía separarse, era padre para siempre.

Recuerdo que cuando lo conocí, me encantó lo caballero que era, me llevaba 12 años y por supuesto, sabía tratar a una mujer.

Nunca había salido con un hombre grande, para mí lo era, yo tenía 18 años y él 30.

Siento que, por Gaby, salté algunas etapas de mi vida.

No me arrepiento, porque producto de mi matrimonio, tengo lo que más amo en la vida que es a mi maravilloso hijo.

Realmente Mauro es toda mi vida, es inteligente, bondadoso y cariñoso.

Por suerte me va muy bien en el salón de belleza y puedo hacerme cargo de todos los gastos de la casa.

No dependo de Gaby, si no, estaría perdida en este momento.

Evidentemente, a mi marido no le alcanzaba lo que yo le brindaba y podía estar sin hacerme el amor.

Es mi orgullo herido el que está lastimado cuando pienso en eso.

Soy una mujer segura de sí misma.

Me mantengo en mi peso y sé que soy muy atractiva, siempre estoy arreglada, y siento que le gusto mucho a los hombres, porque aun cuando voy con mi hijo, me dicen piropos y siento muchas miradas en mí.

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