Capítulo 57

Antes de que el hijo de puta pueda apretar el gatillo una vez más, yo aprieto más rápido, acertando el disparo en su mano y haciendo que suelte la pistola. Grita al ver su propia sangre e intenta correr, pero con gusto lo detengo con un disparo en cada muslo. El bastardo cae de bruces al suelo, sus ...

Inicia sesión y continúa leyendo