CAPÍTULO 4

Magnus Hale

Le doy dos ligeros golpes en la mejilla, como si estuviera reforzando una lección.

—Sé inteligente, pequeño ángel. No quiero hacerte daño.

Él traga sus lágrimas, tratando de mantenerse callado. Su cuerpo tiembla pero permanece inmóvil bajo mi mano.

El cocinero aparece, llevando dos b...

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