CAPÍTULO 14

Adrian Kael.

—Ni lo menciones.

Caminamos por el pasillo en silencio, cada paso resonando como si marcara el final de un día que ha durado demasiado. Cuando llegamos, David abre las rejas y dice en un tono casi amistoso.

—Duerme bien. El Verdugo aún no se va, así que puedes descansar tranquilo.

L...

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