Capítulo 6 Macey
—Y luego dijo, y cito: "He querido meterme en tus pantalones una o dos veces desde que te conocí, pero he llegado a la conclusión de que ser amigos es probablemente lo mejor que podemos esperar en este momento".
—¿Estás bromeando? —Kylie negó con la cabeza mientras nos servía una segunda copa de vino, me entregó la mía antes de dejarse caer de nuevo a mi lado en el sofá de nuestra sala de estar.
—Ni un poco —dije, tomando un sorbo. Miré el líquido rojo rosado y me encogí de hombros—. Supongo que era de esperarse, ¿no? Quiero decir, lo rechacé primero. Más de una vez. Y luego me ofendí como una niña cuando estuvo de acuerdo conmigo.
—Sí, pero... por lo que me has estado contando, él no está exactamente siendo sutil, ¿verdad?
—No lo pensé así, pero tal vez estaba equivocada —tomé un largo trago y suspiré, metiendo mis pies debajo de mí en el sofá—. Quiero decir, me pidió una cita la noche que nos conocimos, y lo rechacé, pero siguió intentándolo. Tal vez simplemente se cansó de intentarlo, pero lo hizo sonar como si nunca hubiera estado interesado en mí desde el principio.
—Eso es exactamente lo que es —dijo Kylie—. Es su ego. Lo has herido no una, sino dos veces, y ahora su mecanismo infantil de autodefensa ha entrado en acción, y está tratando de hacer parecer que nunca tuvo sentimientos por ti desde el principio.
—No lo sé. Tal vez realmente no los tuvo. Tal vez solo está siendo amable, y yo lo interpreté mal.
—Quiero decir, está bien —dijo Kylie, con la voz cargada de sarcasmo—. Vamos a fingir que eso es lo que pasó. Al chico le gustas, Macey. Esto no es normal para él, ¿de acuerdo? Nadie ha visto a Jayce Gregory en una relación durante su carrera universitaria. Pero luego te conoce, y de repente no es tímido al respecto. Se arriesga, lo rechazas, se arriesga de nuevo, lo rechazas otra vez, y esta es su represalia. Dios, ¿no sabes cómo funcionan estas cosas?
—No —dije con un leve encogimiento de hombros—. No soporto el drama.
—Lamento decírtelo, hermana, pero ahora estás sumergida en él —dijo Kylie, dejando su copa para prestarme toda su atención—. Así que, dime la verdad. ¿Tú y Jayce están contentos de ser solo amigos de ahora en adelante, o querías algo más?
Pensé en esto por un momento, preguntándome si realmente había una respuesta correcta. Si la había, no sabía cuál era.
—No mentí cuando dije que no tenía tiempo —admití—. Y él tampoco, Ky. ¿Por qué perder nuestro tiempo sabiendo que algún día podría no funcionar?
—¿Por qué? —repitió Kylie—. Porque cada adversidad, cada fracaso, cada desamor lleva consigo la semilla de un beneficio igual o mayor. O eso dijo Napoleon Hill.
—Vaya, casi me impresionaste por un minuto.
—Aún deberías estarlo —dijo Kylie, tocándose la sien con el dedo índice—. Me tomó, como, una semana memorizar eso. Tal vez incluso dos.
Riéndome, me levanté y llevé mi copa vacía a la cocina para enjuagarla.
—Me voy a la cama —dije, frotándome el cansancio de los ojos—. Gracias por quedarte despierta y hablar conmigo.
—Cuando quieras, amiga.
Me despedí de mi compañera de cuarto y subí las escaleras hacia mi habitación, mi cerebro no dejaba de atormentarme con pensamientos de Jayce. Su sonrisa. Su mueca. Su... todo. Dios, se sentía tan bien, y esa era la peor parte de todas. Parte de mí sentía que Jayce Gregory era el hombre que había estado esperando toda mi adolescencia y vida adulta, pero la otra parte de mí estaba asustada, asustada de que Jayce no fuera mejor que cualquier otro idiota egocéntrico que había conocido en mi vida. No planeaba nada serio hasta después de graduarme de la universidad, y tal vez incluso de la escuela de medicina. Esas eran las cosas que, en este momento, eran más importantes para mí. Tenía que mantener mi enfoque. No permitiría que mi relación con Jayce fuera más allá de lo que ya había sido. Aún era lo suficientemente temprano para cortar esto de raíz, y eso es lo que planeaba hacer. El desamor de cualquier tipo no estaba en mi agenda. Tenía cosas más importantes en las que concentrarme, y Jayce Gregory no era una de ellas.
