CAPÍTULO 46

Había lágrimas corriendo por el rostro de Dragomir D’evreux cuando vio a su hijo —completamente humano, con ojos brillantes y una enorme sonrisa en su cara. Su compañera estaba a su lado con una sonrisa idéntica en el rostro. Se había encariñado con la chica cuando llegó por primera vez a Evreux en ...

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