CAPÍTULO 143

Ciel.

La habitación está fría, no es helada, solo lo suficientemente fría como para sentir que el aire no quiere tocarlo.

Ciel yace en la cama, inmóvil, quieto y sin vida, casi como si estuviera realmente muerto. No lleva nada más que sus calzoncillos, su piel húmeda y mojada y su cabello pegajoso...

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