27

El silencio en el salón fue roto por el sonido de tacones altos. Ante mí, mientras me sentaba allí cuidando mi brazo justo debajo del lugar donde el cuchillo había golpeado, emergieron un par de piernas largas y delgadas.

Con un movimiento rápido, la persona arrancó el cuchillo, y un grito agudo de...

Inicia sesión y continúa leyendo