Veintiocho

—Ese es el castigo que recibes por vivir para siempre.

—¿Las brujas no pueden morir?

—No pueden morir simplemente por caerse de un acantilado. —Hizo una pausa—. Tenemos grandes reflejos. Tendrías que decapitar a una bruja y prenderle fuego.

—¿Entonces nada de agua bendita?

—No, nada de eso.

Puse los...

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