22. Infértil

Los ojos del anciano me escrutan de arriba abajo mientras me acerco. Aseguro la puerta, deseando que esta vez pueda ayudarme. Cada conversación con él me deja con una nueva incógnita.

—Nevaeh —pronuncia, rodando hacia mí en su silla, con una sonrisa—. ¿Cómo estás?.

—Creo que escuchó el alboroto de...

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