A dónde ir

Los ojos de Lu Jingli estaban rojos. Parecía demacrado, como un hombre cuya esposa se había fugado con sus hijos.

—Tenemos que irnos, mamá. No quiero que los agentes de la ley vengan por ti y te echen. Pero si eso es lo que quieres, me iré y dejaré que te maltraten... —Lu Jingli estaba tratando de p...

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