En el cementerio

Lanre quería levantarse para abrir la puerta, pero Rosa fue más rápida.

—Yo abriré la puerta —dijo, caminando hacia la entrada y sosteniendo la puerta para Theresa.

Las dos amigas se abrazaron. Theresa miró a Rosa de pies a cabeza y sonrió. Se veía espléndida y dulce, y no podía recordar haber vis...

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