Amaya

Julia estaba sorprendida. Miró a la pequeña que lo había tocado y le hizo una petición. Una parte de él casi se detuvo.

Ella era como su hija, la que siempre veía en sus sueños. La misma estatura y una expresión de desamparo en su rostro.

Se agachó y miró a la niña. Tenía ojos almendrados grises y l...

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