Capítulo 6 6

El chico sale en su búsqueda, pero a los pocos minutos regresa y le comunica que esa empleada ya ha renunciado, que desde hace media hora está su carta de renuncia en la recepción a la espera de ser entregada a ella para que la firme y hacerle el respectivo pago por los días trabajados en el mes presente.

—Ni loca le estoy firmando esa carta de renuncia, quiero que ella venga personalmente a solicitar su dinero, de lo contrario no pienso ordenar que se le haga efectivo su respectivo salario.

Camila tomó el asqueroso papel que su ex empleada ha enviado y sin leer una sola palabra de lo que allí está escrito lo lanzó a la basura, le importa un carajo si ella la denuncia y el dueño de la empresa la despide.  Lo que Camila quiere es que la chica venga y le dé la cara, ella está cien por ciento segura de que fue ella quien hizo ese negocio y en su borrachera la fue a tirar con ese desconocido y ella se quedó con el dinero que ese hombre dijo que le habían pagado.

—Eres una maldita desgraciada y mal agradecida con la mano que en muchas ocasiones te dio de comer cuando no tenías nada, Karely. Pero algún día me las vas a pagar. —dijo Camila, rechinando los dientes y expresándose con todo el odio del mundo, sin acordarse que el joven aún sigue allí.

—¡Sal de mi oficina y ponte a trabajar! Ah, y no quiero que nadie me venga a molestar si no se trata de trabajo, ¿entendido?

—Sí, jefa, yo mismo me encargaré de negarle la entrada a quien sea.

—¡Ahora retírate! —le ordenó al joven por segunda o tercera ocasión.

Camila se enfrascó de nuevo en los archivos que está alistando, ya que les han comunicado que hoy llegará el dueño de la empresa y le gustaría presentarle todo en orden para que se quede maravillado de la forma en que su equipo maneja el capital de una de sus empresas.

Mientras tanto, en una oficina ubicada en uno de los edificios de la gran cadena de hoteles “El buen gusto” un hombre toca la puerta de esa oficina para poder entrar y darle la noticia del día a su jefe.

—¡Buenos días, señor Kaffati!

—Dime cuál es la urgencia que tienes de hablar conmigo, que hasta me has hecho salir de una reunión muy importante con los inversionistas.

—Jefe, es que… es que usted ha salido esta mañana por todos los medios televisivos, digitales y escritos.

—Pero eso no es de extrañarse, ¡eres un incompetente! ¿Solo por eso me has hecho perder minutos muy valiosos para mis empresas?

—Yo sé que al principio parece algo normal, pero mejor vea usted mismo el chisme y luego me dice lo que tengo que hacer.

De mala gana el jefe tomó la Tableta que su asistente personal le está entregando, pero al ver el título de la portada se quedó helado, y más cuando vio una íntima fotografía suya junto a la chica de la noche anterior.

Titular del día “Captados por el lente loco de la cámara de un aficionado a la fotografía, podemos ver al magnate de los negocios hoteleros, el gran Nataniel Kaffati, disfrutando de una sesión de sexo en la discoteca de Palermo, con la prostituta, Camila De León”

—¡Esa maldita oportunista cree que va a obtener dinero por haber filtrado esa fotografía! —Exclamó Nataniel, mientras da golpes en la pared, ya que está muy furioso porque la chica no cumplió con el acuerdo de confidencialidad.

—¿Qué me sugiere que haga, señor? —preguntó el asistente mientras recoge el aparato electrónico que su jefe ha aventado al suelo.

— Quiero que busques a esa tal Camila y la traigas frente a mí, antes de que el día se termine. Y también tráeme a la persona que le vendió esa imagen a esos medios chismosos, puede ser que esa persona esté ligada con esa tal, Camila.

—Como usted diga jefe.

—Cancela los pendientes que tenga para hoy, no quiero salir de esta oficina hasta que ese asunto se arregle.

—Pero Señor, desde hace tres meses estamos reprogramando la visita a la empresa de celulares “Comunícate a gusto” yo le sugiero que hoy vaya a ella y las demás sesiones se las reprogramaré.

—Está bien, haré como tú sugieres. Pero tú, muévete a encontrar a como dé lugar a esa chica—. Ordenó.

Este día la empresa que lidera Camila se siente envuelta en un ambiente tenso. En primer lugar, porque están a la espera de la visita que les hará el dueño, y en segundo lugar porque la chica no les ha querido hablar a los trabajadores, ni siquiera ha salido de su oficina para no verles la cara de compasión o culpabilidad que pondrán, Camila está segura de que a estas alturas del día ya deben de saber que su compañera Karely, les mintió y ellos no debieron haber creído en sus palabras.

Alguien toca la puerta y de inmediato vuelve su cara de molestia porque le pidió a aquel chico que no le dejara pasar a nadie, pero aun así le dio acceso de entrada sin voltear a ver de quien se trata.

—Ya saben que si no es por cuestiones de trabajo, no tienen nada que venir a hacer—. Tiró la sátira sin anestesia.

—¿Es así como trata a sus empleados, señorita? —Cuestiona una voz ronca, pero a la vez muy seductora que hace que a Camila se le pongan los pelos de punta, y no solo por escucharla, sino por ver de quien se trata.

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