Capítulo 26

Era una hermosa tarde de sábado, el momento habitual en el que disfrutaba de un tiempo a solas en mi estudio, leyendo libros con mis gafas en la nariz. Estaba a mitad del libro en mis manos cuando la puerta se abrió de golpe, revelando a mi hermano, Esteban.

—¿Por qué sigues aquí? —levantó la voz—....

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