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—Mabel, iba a morir de solo pensar que podía perderte, estuve preocupado, tuve miedo de no volver a verte —dijo sobre su boca, antes de abrazarla con ansias.

—No me sueltes, no lo hagas —pidió destrozada.

—No te soltaré, no lo haré.

—Perdóname, por favor, lo siento, todo es mi culpa... Nuestro bebé ...

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