Capítulo 122

No pude evitar soltar una risa fría. —Si ni siquiera puedes asumir lo que has hecho, ¿qué derecho tienes para pedirme que me quede contigo ahora?

El antiguo Raymond nunca habría sido tan indeciso.

Realmente quería decirle eso.

—Porque yo también tengo miedo.

Pero lo dijo tan calmadamente, como s...

Inicia sesión y continúa leyendo