¡¡Vuelve un héroe!!...

Él fingía que no le importaba, ¡pero sí le importaba!...

Proserpina

—¡NO!— grité, despertando de mi pesadilla. En el momento en que abrí los ojos, Vlad y su sombra, Drácula, se habían ido. Y yo estaba en la cueva debajo del palacio del Norte, rodeada de sombras gruñendo. Me miraban boquiabier...

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