Capítulo 34 Capítulo 34: Ser defendida

Como puedo, protejo al pequeño que observa desafiante al hombre frente a mí. La sorpresa del señor Marsello, es reemplazado por enojo, uno que muestra levantando su mano listo para reprender al pequeño.

—        Es evidente que eres una madre soltera que no sabe criar a su bastardo, pero, ahora mis...

Inicia sesión y continúa leyendo