Capítulo 9 – Laberinto, gatos y una chica que se atrevió a sentir

Abril

El aire del apartamento está denso, tibio, estancado. Como si la atmósfera supiera que algo se ha roto y no se atreve a moverse. Las puertas del ascensor aún resuenan en mi cabeza como un eco fantasma, y la imagen de Gael, sus ojos color miel que se oscurecen al verme, es más sólida que cualq...

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