Capítulo 10
En un vistazo, vi la bata que llevaba puesta, lo cual me decepcionó. Justo después, apareció otra persona detrás de él: Katie.
Aunque esto era algo que había anticipado desde hace tiempo, aún así hizo que mi corazón temblara. Apreté el puño y luché por poner una sonrisa profesional.
—Cariño, ¿no dijiste que me extrañabas? Así que vine.
Fingí sorpresa y me detuve un momento, mirando hacia atrás,
—Tienes una amiga aquí, parece que vine en un mal momento.
Kenneth permaneció en silencio, mirándome con calma. Eso me hizo sentir un poco avergonzada.
—Está bien entonces, continúa tu conversación, me sentaré a tu lado y prometo no molestarte.
Sonreí e invité a mí misma a entrar.
—No hay... nada de qué hablar, ahora que estás aquí... entonces no te molestaré, me iré primero.
Katie parecía asustada e inmediatamente quiso irse, por la vergüenza.
—Espera. —La llamé.
Ella estaba asustada y temblando, con lágrimas en los ojos. La miré de arriba abajo, luego mi sonrisa desapareció y le entregué un desayuno que había comprado.
—No has desayunado, ¿verdad? Compré esto para ti.
Ella tomó el desayuno con cautela. Parecía petrificada de miedo.
—Gracias.
—No necesitas agradecerme, llamas a Kenneth, así que lógicamente hablando, deberías llamarme cuñada, ¿verdad? —Le sonreí.
Ella miró a Kenneth, quien permaneció impasible, luego frunció el ceño y se mordió el labio, —Cu...ñada.
—Bien, buena chica.
Enganché mi brazo con el de Kenneth e intencionalmente enterré mi cabeza en su pecho, fingiendo estar tímida.
—No he visto a tu hermano en mucho tiempo y tengo algunos asuntos que atender, así que no te despediré. Ven a visitar nuestra casa en Lake City después de que regreses.
Katie no dijo nada, sostuvo el desayuno, se secó las lágrimas y salió corriendo. Después de cerrar la puerta, Kenneth bajó la cabeza y me miró significativamente,
—¿Mucho tiempo sin vernos? ¿Asuntos?
















