Capítulo 112

Lyra

Oh Dios mío.

Oh Dios mío.

Porque él dobló mis rodillas detrás de mí—como una rana, como una puta—y se sentó sobre la parte trasera de mis muslos, manteniéndome completamente inmovilizada bajo su peso con mi trasero en el aire, mi cara aplastada contra el suelo, y mi coño expuesto y abiert...

Inicia sesión y continúa leyendo