Capítulo 119

Damon

—¿Quién es ella? —exigió, cada palabra más afilada que la anterior—. Dime, Damon. ¿Con quién demonios te estás acostando?

No respondí.

No podía.

Porque mi silencio decía más que mil confesiones juntas.

—Oh, Dios mío —siseó por el teléfono—. Sí lo estás haciendo. Lo estás haciendo. Lo...

Inicia sesión y continúa leyendo