Capítulo 194

Lyra

—Oh, Dios mío.

En el segundo en que dijo eso—"Suplicame, gatita"—, juro que casi me corro. No, en serio. Mis rodillas temblaron. Mi garganta se secó. Mi coño se apretó alrededor de nada tan fuerte que gemí en voz alta, y no de una manera fingida. Fue crudo. Desesperado. Real.

Porque, joder, ¿s...

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