Capítulo 238

Me incliné hacia adelante, jadeando, apretando tan fuerte como podía, y lo dije de la manera más traviesa posible.

—Este pito es mío ahora.

Su cabeza cayó hacia atrás y dejó escapar un sonido bajo y roto que hizo que mi coño se estremeciera por completo.

—Dilo —susurré—. Dilo, papi. Di que este p...

Inicia sesión y continúa leyendo