Capítulo 25

Me acurruqué más sobre las baldosas. Las uñas clavadas en la palma. Los muslos pegajosos de necesidad y vergüenza y el dolor de una chica que se había destrozado por un hombre que ni siquiera la había follado.

No oí la puerta.

No oí los pasos.

Solo lo sentí.

Ese cambio en el aire. Esa opresión e...

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