Capítulo 27

—¿Crees que no me he dado cuenta? —dijo, acercándose—. ¿La forma en que caminas por aquí como un sueño húmedo, sin tener idea de cuántas personas quieren follarte hasta dejarte sin sentido? Por favor.

Su voz bajó.

—Tienes tetas de virgen, Lyra. Perfectas. Firmes. Suaves como el infierno. Las que l...

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