Capítulo 334

—Arrodíllate ahí mismo, en el suelo, y déjame verte adorarme. Quiero ver tu linda boca abierta. Quiero oírte suplicar. Quiero que me digas cuánto me necesitas antes de que siquiera piense en tocarte.

Ella sonrió —esa sonrisa lenta y peligrosa que me decía cuánto le encantaba hasta dónde llegaba cua...

Inicia sesión y continúa leyendo