Capítulo 133

El camino desde el aeropuerto serpenteaba por un mundo que no parecía real—nieve fresca acumulada en los pinos, techos cubiertos de blanco, cadenas de luces cálidas colgando de los balcones como si alguien hubiera pintado las montañas de oro. Aspen era una postal perfecta, y mi cuerpo estaba sentado...

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