Capítulo 14

Noah

Desde el segundo en que se lo arrojé en la cara —que él era el Sr. A—, todo mi día se volvió borroso.

La mitad de mí temía haberme equivocado por completo. Que me había hecho el ridículo. Que él se reiría o, peor aún, me dejaría en el banquillo, me echaría del programa por cruzar la línea...

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