Capítulo 188

Aiden

Maldita sea si mi niño no estaba completamente loco.

Un segundo estaba erguido, atravesando a los defensores como una bala, y al siguiente—

¡BAM!

Mi corazón se detuvo. Juro por Dios que se detuvo. Verlo caer al césped así… Casi irrumpí en el campo yo mismo. Todo mi cuerpo gritaba por sac...

Inicia sesión y continúa leyendo