Capítulo 40

Aiden

Noah estaba dormido en mis brazos.

Su respiración era suave. Constante. Su cuerpo presionado contra el mío, la piel aún cálida, las pestañas temblando ligeramente como si todavía estuviera soñando.

Y Dios, se veía hermoso.

Lo abracé más fuerte.

Había algo sagrado en esto—tenerlo así, ...

Inicia sesión y continúa leyendo