Capítulo 20

Amelia

El estridente sonido de la alarma de mi teléfono cortó a través de la cálida comodidad de mis mantas. Gemí, buscando a tientas para apagarla. Mi garganta se sentía como si hubiera tragado un puñado de grava, y mis ojos—vaya, estaban prácticamente pegados por la hinchazón. Me levanté para sen...

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