Cuarenta y nueve

Estoy corriendo por el bosque, mis pies apenas tocan la tierra, la sangre retumbando en mis oídos. Cada instinto maternal dentro de mí me grita que me transforme, que deje salir a mi loba para atravesar el bosque aún más rápido, pero me recuerdo a mí misma que soy humana. Salvar a mis hijos requiere...

Inicia sesión y continúa leyendo