Cálido

"No puedes matarlo," murmuré en voz baja, jugando con mis manos. "¿Y por qué no?" me desafió. "Porque yo lo digo," quise provocarlo un poco, él podría matarlo y no me importaría. "Puedo hacer lo que quiera," gruñó juguetonamente, empujando su frente contra la mía. Yo empujé de vuelta.

"Soy el alfa,...

Inicia sesión y continúa leyendo