Veintidós

Elena

Se sentía bien estar de vuelta en casa, pero no podía permitirme quedarme porque era posible que Luca supiera dónde vivía, y no iba a correr riesgos.

Escuché una notificación en mi teléfono. Leí el mensaje; era una alerta del banco. No podía creer lo que veía—¿cincuenta mil? Me limpié los oj...

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