Capítulo 122

Me senté en el banco, con el teléfono oscuro y silencioso en mi regazo. La farola sobre mí proyectaba un débil círculo de luz, pero no hacía nada para alejar el frío que se había instalado profundamente en mis huesos. Dos horas. Había estado esperando durante dos malditas horas.

Mi mano se movió in...

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