Capítulo 238

La casa estaba vacía. Completamente vacía.

—¿Mamá?— llamé, mi voz resonando en el silencio. Corrí a la cocina, luego al baño, revisando cada habitación. Nada. Ella se había ido.

El pánico se apoderó de mi pecho mientras buscaba mi teléfono, marcando el número de Susan con dedos temblorosos. La voz...

Inicia sesión y continúa leyendo